Los hombres son los reyes de la parrilla y de la buena mesa, por esto, es que deben saber que para mantener una alimentación equilibrada es necesario incorporar en la dieta alimentos que sean una buena fuente proteica, como los lácteos, carnes magras y huevo, ya que contribuyen a la formación de tejidos nuevos necesarios para el crecimiento y desarrollo de estructuras óseas y musculares.
Para comenzar a hacer un cambio en tu alimentación, a continuación Roberto Gabarroche, nutricionista de IntegraMédica, da a conocer los mitos de la alimentación masculina más populares.
MITO N°1: Los hombres pueden comer el doble
Las necesidades calóricas dependen del índice peso y talla de cada hombre, del nivel de actividad física y de la condición de salud que presente. La diferencia de calorías entre mujeres y hombres adultos sanos, con una actividad liviana a moderada, es de solo 500 calorías aprox. adicionales en el caso de la alimentación de los hombres.
MITO N°2: El exceso de ingesta de carnes rojas aumenta la masa muscular
Esto sólo dependerá de una mayor cantidad de actividad física que realicen, de lo contrario se traducirá en un aumento de peso, colesterol y triglicéridos en la sangre, aumentando la probabilidad de sufrir infartos.
MITO N°3: No necesitan frutas y verduras
Esto es falso, ya que, dentro de la alimentación diaria, el aporte de fibra proveniente de frutas y verduras, contribuye a mantener un peso adecuado en ambos sexos, previniendo especialmente el cáncer de próstata y colon en hombres, junto con aportar altas cantidades de antioxidantes.
MITO N°4: Los lácteos sólo benefician a las mujeres
Éstos aportan calcio y potasio, siendo este último muy importante dentro de la alimentación, pues ayuda a proteger el correcto funcionamiento del corazón, además de controlar la presión arterial de todos.
MITO N°5: Los hombres pueden tener un mayor consumo de alcohol
Una mayor ingesta de alcohol contribuye al exceso de peso debido a que son calorías vacías, es decir, sólo se almacenan en el tejido adiposo. Se recomienda moderar su consumo y preferir aquellos de menor graduación alcohólica, como la cerveza, espumantes o vino.